Escribo unas breves líneas al post de ABA sobre la crisis financiera de Grecia. Si mi compañero de blog revisa aunque sea de pasada el libro-imvestigación (que sospecho le puede gustar mucho) de Charles Adams llamado «For Good and for Evil» http://amzn.to/9TcJfD se encontrará con que sin importar el nivel de recaudación tributaria, las clases gobernantes en la historia humana han dejado de gastar por encima de su capacidad.
Culpar a los griegos que esconden sus piscinas de un impuesto a las piscinas (?) y a otros propietarios privados, de que no se dejan expoliar lo suficiente, resulta a la vista del libro de Adams y análisis similares, una broma de mal gusto. Llamarles «sapos», es decir corruptos, es poner el mundo patas arriba.
Dado que cualquier bien puede ser o bien financiado exclusivamente por quienes lo consumen (TVCable no ofrece sus canales a quienes no se suscriben); conjuntamente por consumidores y free riders (un mall no discrimina entre compradores y no compradores para dejar entrar a su espacio agradable y limpio) o comunitariamente por bona fide (muchas ciudades-estado griegas construian puentes y parques com aportes de filántropos y usuarios por partes desiguales y ganando prestigio), la excusa de los políticos griegos de tener que ofrecer X o Y servicio, se desmorona.
Pero si además el prof. Steve Hanke de Johns Hopkins tiene razón con su principio 2x (todo bien provisto por el Estado le cuesta a la sociedad el doble que de si fuera gestionado por la sociedad civil), el déficit griego sólo tiene por culpable a la carroñera clase política (sugiero al lector averiguar el número y calidad de los vehículos de los funcionarios en Grecia y compararlos con los de Suecia u Holanda).
Una clase política carroñera, algo usual en la historia humana, que contamina de irresponsabilidad y cortoplacismo al resto de su sociedad desde su pantano.
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