Socialismo: el edén que nunca fue

La palabra socialismo apareció bajo los auspicios del británico Robert Owen (1771-1858) quién experimentó aquello en Estados Unidos fundando la Comunidad de New Harmony en Indiana en 1825. Tras dos años, varias re-organizaciones y 7 constituciones diferentes el gran experimento de Owen se vino abajo. Robert Dale, hijo de Owen, comenta al respecto: “todo esquema de cooperativa que proporcione igual remuneración al hábil y trabajador que al ignorante y ocioso debe labrarse su propia ruina por su injusto plan, eliminará necesariamente a los miembros valiosos y se quedarán solo los imprevisores, los no-cualificados y los malos.” Owen construye lugares de reunión para fieles socialistas en Gran Bretaña. Para 1843 la congregación de Manchester incluía a un joven periodista alemán llamado Friedrich Engels (1820-1895)…

Queda el lector a continuación con un largo e interesante documental que muestra el auge y la caída de una idea que prometía un paraíso en la tierra. Esta serie de History revisa e investiga la larga y triste noche socialista que va desde los totalitarios comunistas, nacional socialistas hasta la social democracia pasando por países sub-desarrollados e incluyendo los del primer mundo. [ACTUALIZACIÓN: El documental está dividido en 3 episodios, el 1ero en 5 y los otros 2 en 4 partes. Los enlaces insertados en este blog a continuación.]

Socialismo, el paraiso terrenal.Canal Historia. Episodio 1. .Primera Parte.mp4


http://www.youtube.com/watch?v=o6jCIP0XgbY

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Manuel Ayau, el luchador por la libertad, el héroe, el abuelo


Romulo y Muso  
Estoy profundamente entristecido al conocer del fallecimiento de
Muso ocurrido el 03 de agosto. Conocí a Muso, amigo de mi padre, 19 años atrás en 1991. Yo había oído historias interesantes sobre él gracias a mis padres que visitaron Guatemala en 1985. A través de los años mi padre se mantuvo en contacto con él y aunque yo era demasiado joven para entender por qué Ayau era tan importante, empecé a leer mucho más sobre las ideas sobre el libre mercado y la libertad, especialmente historias que estaban escritas para niños. Recuerdo en especial la lectura de un libro ilustrado escrito por Muso "Como mejorar El Nivel de vida".  El libro puede que esté en el olvido, pues fue publicado a inicios de los ochenta, pero tuvo un impacto profundo en mí formación ya que me llevó a empezar a leer más y más sobre cuestiones tales como por qué las personas son pobres y cómo la economía y los mercados libres juegan un papel en el bienestar de un individuo.  El libro fue uno de los primeros en sembrar en mi cabeza la semillas que dieron inicio a mi trayectoria profesional enfocada en la promoción de la libertad.

A medida que fui creciendo aprendí más sobre la Universidad Francisco Marroquín (UFM) que Muso fundó y que me inspiró a querer estudiar en la universidad del autor de ese libro de dibujos animados que me había hecho olvidar mis sueños de estudiar ingeniería, que era algo mucho más natural para mí. Lo que yo quería era aprender acerca de la economía, de la mano de Muso en ese hermoso campus del cual había leído a través de publicaciones y folletos que mi padre recibía, publicados por una de sus previas iniciativas intelectuales el Centro de Estudios Económicos y Sociales (CEES).

Mis deseos se hicieron realidad en enero de 1991 a pesar de la consternada preocupación de mis amigos que creían que iba a Guatemala para estudiar como ser un guerrillero comunista. Llegué hacia el final de la guerra civil que plagaba Guatemala desde mediados de los 70, y donde era muy común los delitos violentos y los secuestros. Mis amigos poco sabían que yo iba allí, porque estaba totalmente convencido de que la mejor lucha contra los enemigos de la libertad era a través de la educación en los principios de una sociedad libre. Algunos de mis amigos estaban preocupados de que iba por la búsqueda idealista de principios, y no porque fuera la mejor universidad disponible. Tengo que admitir que en su momento yo mismo no estaba seguro de que la universidad no fuera mas que un campo de adoctrinamiento.   Sin embargo estas preocupaciones se disiparon rápidamente una vez que puse pie en el campus. Su reputación como una institución de educación superior estelar era y es rivalizado por pocos.  

Cuando conocí a Muso me sorprendió gratamente la actitud amable y cariñosa que él y su familia tuvieron hacia mi, y pase muchos fines de semana en su casa de Amatitlán. Muso era ingeniero de profesión, y sabía tanto sobre economía a pesar de no haberla estudiado formalmente. Muso compartía conmigo (cosa que aprendí a lo largo de los años) una fascinación por los aparatos electrónicos y una especie de habilidad natural para aprender a usarlos rápidamente.  De todos sus gigantescos logros este pequeño dato puede parecer sin importancia, pero para mi revelaba una actitud de desafío de las expectativas comunes y que era capaz de hacer cosas que los demás creían imposible. Este rasgo era mas que evidente cuando fundó el más antiguo de los grupos de difusión de las ideas de América Latina el CEES, años mas tarde una universidad en medio de un país atacado salvaje e impunemente por una de las guerras civiles más devastadoras en las Américas, y por si fuera poco tener una vida llena de éxitos empresariales y académicos. Su última hazaña fue cuando aprendió a pilotar helicópteros casi a los 80 años de edad.  Increíble … excepto para aquellos que lo conocieron personalmente.  

Para aquellos de nosotros que tuvimos la suerte de conocer al hombre, Muso tenía una mente profunda y talentosa. Era joven, no sólo en espíritu, sino también físicamente. Todavía recuerdo la primera vez que lo conocí. Él nos llevó en un viaje alrededor del lago de Amatitlán, donde vivía su familia. En ese momento llevaba puesta una faja alrededor de la cintura debido a que sufría de dolores lumbares. Al regresar a su casa me dijo que tratara de amarrar el barco en el muelle. Nunca he sido muy atlético, y a pesar de mi juventud tuve miedo de caer en el agua. Al ver que no era capaz de hacerlo, me dijo, "déjame que te enseñe." Saltó desde el barco hasta el muelle como un adolescente, y procedió a tirar del barco y lo amarró en el muelle. Huelga decir que todavía me siento avergonzado por el hecho de que un sexag
enario fuese capaz de enseñarme una lección de fortaleza física. Con los años, hasta que la última vez que lo vi en un coloquio del Liberty Fund, celebrado en Guatemala en noviembre de 2008, parecía ser más o menos el mismo – no muy distinto de las fotos de hace 19 años. Siempre con esa sonrisa divertida como un niño a punto de cometer una travesura, muy inteligente a pesar de comenzar a sufrir los efectos de la quimioterapia para frenar el cáncer, y a pesar de a veces olvidar el hilo de la conversación su mente siempre se mantuvo alerta e ingeniosa.

A lo largo de mis cinco años en Guatemala fui a la casa de Muso muchos fines de semana y tanto él como Olga siempre se quejaban conmigo y con mi padre de que no los visitaba con frecuencia.  Era un hogar lejos del hogar, fue un ambiente cálido y acogedor para un joven fuera de su país natal.  Por ello estoy eternamente agradecido. Muchas veces me sentí un poco tímido, como si estuviera abusando de la generosidad de los Ayau. En presencia de Muso sufría de un cierto temor reverencial pero el siempre fue muy abierto y hablando con él sentía que tenía que estar extremadamente concentrado todo el tiempo porque estaba hablando con un gigante de las ideas.  

Con los años maduré y comenzé a sentirme más cómodo, pero lamentablemente yo no vivía más en Guatemala.  Anhelaba tener algo de tiempo y sentarme con él y hablar cada vez que me enteraba de que Muso estaba asistiendo a uno de los eventos de Atlas o a los que yo asistía. Mejor aún si Muso estaba en compañía de su esposa Olga, cuando los veía siempre me sentí como si estuviera visitando a mis abuelos, me inundaba una cierta alegría como si estuviera viendo a mi familia después de mucho tiempo. A veces me sentí un poco celoso de mis hermanos que al igual que yo fueron acogidos como visitantes regulares en el hogar Ayau, pero con mayor frecuencia soltura que la que yo tuve. Peor aún a veces tenía celos de los demás, porque cuando lo veía en algún evento ya no podía hablar en ese ambiente familiar que tenía en un principio. Muso se había convertido en una especie de estrella de rock y mucha gente demandaba su atención cuando lo veía. La leyenda estaba alcanzando el pináculo de su vida y todo el mundo quería un pedazo de él. A pesar de todo cuando el me veía, se acercaba a mi si no lo había hecho y me preguntaba como estaba todo y me preguntan cómo estaban las cosas, sobre mi familia y lo importante que era para mí para bajar de peso (yo estaba mucho más delgado cuando lo conocí en Guatemala!) Le doy las gracias porque nunca fue crítico al hacer eso, pero lo hacía por una genuina preocupación hacia mi salud.

Reflexiono sobre esto y escribo estos recuerdos al azar, porque al enterarme de su muerte no podía poner en primera instancia unas palabras lo que sentía hacia el héroe de mi infancia, el héroe que me puso en el camino de la promoción de la libertad con un libro de dibujos animados, el amigo que abrió las puertas de su casa y de su familia a mí y a mi familia y que siempre se preocupó por mi futuro como un abuelo. Le doy las las gracias por el hecho de que estudié en la Universidad Francisco Marroquín, una universidad donde no solo fui a aprender sobre la libertad, sino que también es una institución que busca la excelencia educativa y que se centra en la búsqueda de la verdad y la independencia intelectual.

Le debo a él, el hecho de que hago lo que hago en Atlas donde estoy comprometido con la causa de la libertad. Hay mucha gente que estoy seguro será capaz de poner en mejores  palabras su larga vida de logros, pero en vez de eso he querido rendir homenaje al hombre, al héroe, al abuelo que era para mí. Sé que no estoy solo, Muso Ayau y su familia eran muy generosos con toda la gente que pasaba por sus vidas y muchos tendrán recuerdos similares. Muso podrá haber desaparecido, pero el espíritu y legado para aquellos de nosotros que intentamos ser parte de la enseñanza y promoción de la libertad seguro estará con nosotros para siempre.

El demagogo

Diario Expreso

Gabriel Gasave publicó hace un par de años un trabajo del mexicano
Enrique Krauze acerca del populismo. Para demagogos de izquierda y
derecha la palabra “pueblo” es el instrumento para conseguir y
consolidar “su” poder.
Perón, Mussolini, Hitler, Franco, Allende,
Fidel y Raúl Castro, Batista, Trujillo, Pérez Jiménez son solo un
puñado de demagogos, tiranos, enemigos de la libertad que encaramados
en el poder, con fantasías ideológicas, se enriquecieron sometiendo la
vida, libertad y patrimonio de los ciudadanos.
El demagogo es providencial, carismático, agradable en la tribuna,
infernal en el entorno privado. Solo él resuelve los problemas del
pueblo.

Krauze recuerda a Max Weber “La entrega al carisma del caudillo o al
gran demagogo no ocurre porque lo mande la costumbre o la ley sino
porque la gente cree en él. A su persona y a sus cualidades se entrega
el séquito, el partido”.

Según Krauze la palabra es el vehículo para su carisma. Cree ser el
intérprete supremo de la verdad y la agencia de noticias del pueblo.
Habla con el público de manera constante, atiza sus pasiones, “alumbra
el camino”, todo sin limitaciones ni intermediarios.

Aristóteles (Política, V) sostiene que la demagogia origina “las
revoluciones en las democracias”. Los demagogos que dirigen al pueblo
son los que saben hablar”. Mussolini, Hitler, Goebbels, Perón
utilizaban la radio, cual vendedores de ferias, para hipnotizar a las
masas. Charlatanes de pueblo, encantadores de serpientes, como Hugo
Chávez, usan en la TV su hemorragia verbal para ilusionar a “su”
pueblo.

Su verdad es la única. Su voz es la voz de Dios. Ellos son el pueblo
que unido jamás será vencido… Detestan la libertad de expresión, de
otros. Toda disidente o crítico es enemigo militante.

Alérgico a la crítica, señala chivos expiatorios para sus fracasos. El
populismo (más nacionalista que patriota) desvía la atención interna
hacia afuera.

Pervierte el derecho. Hace la guerra a los vecinos o al imperio. Para
él todo gasto público (dinero ajeno) es inversión. Es como su
patrimonio privado que reparte a discreción pero cobra en obediencia y
en riqueza propia.

El populista alienta el odio de clases contra los ricos, a los que
acusa de ser “antipatriotas”. Atraen a los “empresarios patrióticos”
(empresaurios) siempre que apoyen al régimen. Y serán los nuevos ricos.

El populista no puede abolir el mercado. Somete a sus agentes. Los
manipula a su favor. Enardece a las masas. Se apodera del Congreso.
Induce la “justicia directa” (“popular, bolivariana”), remedo de
Fuenteovejuna, que es la justicia que el líder decreta.

El poder corrompe. Y el poder absoluto corrompe absolutamente, decía
Lord Acton. (1834-1902) quien agregó: “con poder absoluto hasta a un
burro le resulta fácil gobernar”.

Aunque, como dijo Kennedy (1917-1963) “Aquellos que, cabalgando a lomo
de tigre, locamente buscaron el poder, acabaron dentro de él”.

Rebeca

Diario Expreso

Daphne du Maurier (1907-1989), británica, publicó en 1938 “Rebeca, una
mujer inolvidable” con la que Alfred Hitchcock, también británico,
(1899-1980) director de cine, conocido como el mago del suspenso, llevó
al cine en 1940 una adaptación de la obra, seductora e intrigante que,
gracias al genio de Hitchcock, se convirtió en un éxito y por la cual
ganó un Oscar por mejor película y otro por mejor fotografía aparte de
varias nominaciones de la Academia.

Rebeca, la protagonista, jamás aparece, pues había muerto. Su recuerdo
hace que su presencia parezca tan real que obnubila a todos, al extremo
de someter a la segunda cónyuge de Máximo De Winter, dueño de la
mansión.

Ambición, romance, intriga, intereses y suspenso, todo se hacía en
función de Rebeca. Estaba en todas partes. Retratos, óleos, el piso,
alfombras, los gastos y hasta los pensamientos y acciones eran para
satisfacer a lo que Rebeca representaba, y a quien nadie veía ni
conocía sino el atormentado viudo y la ama de llaves, fiel a la difunta
señora de Winter, a cuyo nombre ejercía el poder en el territorio de la
mansión, con plenitud soberana.

La administración y control (hasta policial) nacía y se realizaba en
Rebeca a través de su ama de llaves. La pareja y sus amigos terminaron
subordinándose a los dictados de Rebeca y su (poderosa mandataria) ama
de llaves.

La influencia que la fallecida Rebeca (una entelequia, un recuerdo, una
abstracción,) ejerce en la mansión es de tal naturaleza que el diario
vivir es sólo para Rebeca. La vida y el presupuesto de todos estaban
sometidos a Rebeca y a quien gobernaba la mansión. Rebeca es todo.

Sus fines eran preservar a Rebeca, someter las personas y sus derechos
a esa entelequia para robustecer el poder y presencia de Rebeca y su
administradora (“ama de llaves”).

En la vida actual ocurre igual con el Estado. Muchos teóricos en
Filosofía, Economía, Derecho y Ciencias Sociales solo privilegian a
esta abstracción, a esta entelequia que es el Estado. Algunos son como
los aprendices de brujos que dan criterios para curar enfermedades. Y
hasta curan.

Otros, políticos, son como los que operan, sacan muelas y promocionan
ser expertos y estrellas en cirugía plástica sin formación, fundamentos
ni experiencia. La mala práctica política es frecuente.

Todos los sistemas económicos y políticos que privilegian al Estado son
estatistas. Obvio. Los que privilegian la libertad son libertarios.

El socialismo nacional (nazi) y el socialismo internacional (comunismo)
al igual que el corporativismo (fascismo) concentran el poder del
Estado en personas y/o pequeños grupos que disfrutan y usan las
riquezas de todos los demás en sus “trabajos”. Son totalitarios que no
producen. Viven de los impuestos que los ciudadanos le pagan al Estado.

¿Qué es el Estado? El Estado es todo. Y hubo quien, embriagado de poder
y ahíto de soberbia y arrogancia dijo “El Estado soy yo”.

“Eterna vigilancia”

Diario Expreso

“Usted no puede crear prosperidad desalentando la iniciativa propia. No
puede fortalecer al débil, debilitando al fuerte. No puede ayudar a los
pequeños, aplastando a los grandes. No puede ayudar al pobre,
destruyendo al rico. No puede elevar al asalariado, presionando a quien
paga el salario. No puede resolver sus problemas mientras gaste más de
lo que gana. No puede promover la fraternidad de la humanidad,
admitiendo e incitando el odio de clases. No puede garantizar seguridad
con dinero prestado. No puede formar el carácter y el valor del hombre
quitándole su independencia (libertad) e iniciativa. No puede ayudar a
los hombres permanentemente, realizando por ellos lo que ellos pueden y
deben hacer por sí mismos”. (Abraham Lincoln 1809/1865).
                   
Lucía Oliveros, destacada intelectual, anota que el autor de estas
profundas y hermosas ideas de derecho, política, economía y buen vivir,
“fue Jefe de Correos que estudió Derecho. A los 25 años fue electo
diputado, que ejerció por 7 años. Connotado por su honradez y
eficiencia siempre estuvo contra la esclavitud. A los 35 años lo
nominaron al Congreso Federal y a los 52 años fue electo presidente de
los Estados Unidos. Su elección dio impulso a la guerra de secesión y a
la guerra civil. En 1863 proclamó la independencia de los esclavos.
Cinco días después de haber sido reelecto presidente de los Estados
Unidos, fue asesinado”.
                   
Profundamente modesto y sincero, afirma Armando de la Torre. Creía en
la libertad y dejó para la historia política la mejor pieza oratoria.
Es un documento de fuerza maravillosa y de una invitación a “no
fabricar la casa democrática sobre las arenas movedizas de la
esclavitud de una parte de la humanidad”. En tan sólo tres minutos,
diez oraciones, menos de 300 palabras y escrito a mano en un par
cuartilla, creó la pieza oratoria política de más grande impacto (19 de
noviembre de 1863).
                   
Es la mejor síntesis sobre la libertad, la democracia y la igualdad
ante la ley. Y, como lo dice Lincoln en su discurso en Gettysburg, en
muy poco tiempo la gente habrá olvidado lo que se dijo en el campo de
batalla, asegura Armando de la Torre.
                   
“Hace 87 años, nuestros padres fundaron, en este continente, una nueva
nación cuya base es la libertad y la proposición de que todas las
personas son creadas iguales.
Ahora estamos envueltos en una gran guerra civil, probando si esta
nación, o cualquier otra nación así fundada, puede ser duradera.
Estamos reunidos en un gran campo de batalla de esa guerra. Hemos
decidido dedicar una porción de este campo, como lugar de descanso
final para aquellos que dieron aquí sus vidas para que esta nación
pudiera sobrevivir. Es por tanto apropiado y correcto que lo hagamos.
                   
Pero, por otra parte, no podemos dedicar, no podemos consagrar, no
podemos santificar este terreno. Los valientes hombres, vivos y
muertos, que pelearon aquí, ya lo consagraron, más allá de nuestras
pobres facultades para añadir o quitar. El mundo notará poco, ni mucho
tiempo recordará lo que decimos aquí, pero nunca podrá olvidar lo que
ellos hicieron aquí. Somos nosotros los vivos los que debemos
dedicarnos aquí a la obra inconclusa que aquellos que aquí pelearon
hicieron avanzar tan noblemente.
                   
Somos nosotros los que debemos dedicarnos a la gran tarea que tenemos
ante nosotros: que tomemos de estos honorables muertos una mayor
devoción a la causa por la que dieron su última cuota de devoción, que
tomemos la noble resolución de que estos muertos no han de morir en
vano, que esta nación, protegida por Dios, nacerá de nuevo en libertad,
y que este gobierno, del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no
perecerá jamás” Y, como dijo Thomas Jefferson (1743/1826) “el precio de
la libertad es su eterna vigilancia”.