Retomo algunos comentarios que han surgido de una columna que hice en otro medio acerca del acceso a crédito por parte de los mas pobres y además los más excluídos (por género, etnia, incluso edad).
Para muchos el estigma de los pobres lleva a considerarlos como vagos, incultos, incapaces de sobrellevar responsabilidades y peor aun, enviciados en una forma de ver el mundo que muy difícilmente podrán insertarse "correctamente" en nuestras lógicas productivas, de consumo y socioculturales. De ahí que el asistencialismo, la bonificación sin mayor esfuerzo, el regalo o donación populista, la falta de rigurosidad y demanda de esfuerzo por parte de los beneficiados (en este caso los más pobres) ponen en perspectiva mi afirmación de cómo reproducimos incesantemente estos estigmas.
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