El día de
hoy al dirigirme al trabajo escuche en la radio, y me quedé estupefacto,
al director del SRI, Carlos Marx Carrasco, indicando que el gran culpable
de que en el Ecuador estemos a punto de darle un puntapié en el trasero
al dólar, era el sector privado.
Carrasco indicaba
que los ciudadanos ecuatorianos estamos importando demasiado y que nos
estábamos gastando la plata en cosas importadas suntuarias y superfluas,
y citaba como ejemplo que los ecuatorianos importamos mas de 70 millones
este año en caramelos, y que esta era una de las razones por lo que
la balanza comercial no petrolera era negativa en mas de 6mil millones
de dólares.
Según la lógica
de la macroeconomía Keynesiana miope y retrasada (pero aplicada por
todos los países del mundo), que un país sobreviva con balanzas
comerciales negativas, es decir la diferencia entre exportaciones e
importaciones, es casi un imposible. En el caso ecuatoriano la balanza
comercial total, la cual incluye exportaciones de petróleo e importaciones
de derivados, ha sido positiva lo últimos años, pero si se desagrega
la comercial no petrolera, ha sido negativa y por mucho.
Es decir, si
el precio del petróleo se desploma y al mismo tiempo se desploma el
precio de los derivados (aunque no en la misma proporción), y la balanza
comercial sigue igual, el Ecuador se asfixia.
Pero señor
Carrasco, la causa principal no ha sido el que lo ciudadanos ecuatorianos
tengan ciertos gustos diferentes al suyo para consumir; no ha sido el
que los ciudadanos piensen diferente a usted sobre cual bien es superfluo
o no, o de que una televisión o un carro sea suntuario o no. La causa
principal de que en el país no exista consumo de otras fuentes que
no sean el petróleo y las remesas, es porque no hay empleo y hay un
gran subempleo, porque nadie quiere invertir en un país: FISCALISTA,
DONDE NO HAY REGLAS CLARAS, CUYO MANDATARIO Y SU CORTE DETESTE LA INVERSION
EXTRANJERA Y NACIONAL, O CUYO GOBIERNO QUIERA SER ACTOR PRINCIPAL EN
LA ECONOMIA.
Por eso Sr.
Carrasco aunque un país base su consumo en las importaciones, si aquí
habrían suficientes empresas extranjeras que importen el capital de
otros lados (ósea dinero) y se reparta vía inversión o empleo a los
ciudadanos del país, no importaría que mi vecino compre caramelos
importados o no, porque su consumo esta sustentado en su ahorro y su
empleo.
Sr. Carrasco,
póngase a trabajar, sugiérale a congresillo que baje los impuestos,
sugiérale a su jefe que sea practico y se quede callado.
HE DICHO
En la lógica estúpida (no hay otra manera de llamar el argumento) del señor Marx Carrasco, hay que perseguir a los vendedores ambulantes de caramelos, que contribuyen a que el país consuma tanto caramelo, en que cabeza! Menos mal consagraron en la constitución de Montecristi el derecho al trabajo.