«Esta es la madre de todas las batallas. Perdemos esta batalla y habremos perdido la guerra«
Rafael Correa
(expresado en las afueras del TSE al inscribir candidatos oficialistas)
Las palabras que salen del primer mandatario, más emotivo que racional, llevado talvéz por buenas intenciones, y por más que lo diga en sentido figurado o metafórico, es un llamado a la violencia. Esto no es nuevo, la espada de Bolívar y la división de clases, o lo expresado en el editorial, vandalismo oficial, de La Hora. Un ex-presidente gringo cayó en el mismo error. Lyndon Johnson (1963-1969) al tratar de dar un impulso al Estado benefactor, declaró “la guerra nacional contra la pobreza” queriendo llevarlo a la “victoria final”. José Ignacio García Hamilton, en uno de sus libros, tomando como referencia la obra de Richard Pipes, Propiedad y Libertad, dos conceptos inseparables a lo largo de la historia, menciona lo siguiente:
Richard Pipes ha puntualizado que “guerra” significa violencia y que no se entiende cómo la violencia puede vencer la pobreza. También ha hecho notar que cuando el Estado norteamericano promete al ciudadano la “libertad de no carecer”, en realidad le está prometiendo que podrá acceder a los bienes de otro habitante, con la ayuda del propio gobierno. Por qué crecen los países, pág. 158
El presidente cae en el mismo error cuando concova respaldo a sus candidatos (se ve farándula y reporteros en lista oficialista) y habla de batalla y guerra, cuando se refiere a las elecciones para conformar la Asamblea Constituyente (una de las más caras), donde pretende dominarla para llevar a cabo su plan. Todo proyecto colectivista va camino al totalitarismo, y la concentración del poder es un mecanismo, y que mejor que lograrlo bajo el disfraz electoral. Muchos intelectuales socialistas saben que para llevar acabo el plan redistributivo es necesario la coerción. Hay que evitar lo que parece se está cumpliendo: violencia callejera -la última por la provincialización, instituciones claves de lado del régimen, ataques a la prensa y prisión para quienes ofendan la majestad presidencial.
«Esta es la madre de todas las batallas. Perdemos esta batalla y habremos perdido la guerra» Lo siento pero quiero decirlo antes de decir lo demás. Esa primera oración es exactamente las palabras de Saddam Hussein antes de empezar la primera (pues, segunda si eres iraquí o iraní) guerra del Golfo Persa en 1991. Aunque Correa no quiera una guerra actual, me pongo nervioso que hable así. Ahora que he dicho eso, quiero seguir por simplemente preguntarles: cómo puede permitir pasar la gente ecuatoriana esta cosa?!? He leído los links que fijaron y recuerdo bien las manifestaciones fuera del Congreso el día antes de llegarme a Quito el marzo. Sí, Lyndon Johnson cae en error de declarar «una guerra contra la pobreza» (una guerra de que ya hablan los políticos hoy). Pero, por favor, no me digan que la gente ecuatoriana permite pasar esta cosa (el empiezo de una dictadura) por no importar esta situación. Hay otra razón, estoy seguro. Pues, de todos modos, buena suerte a ustedes con esta lucha.