Mecenas verdes

Por Rómulo López Sabando

Publicado originalmente por Diario Expreso.

El Oriente es un mito, dijo Galo Plaza. Burócratas y políticos tan mal lo tratan que su riqueza es el paraíso de pocos y el infierno del Ecuador. Del frenesí y voracidad petroleros viven los gobiernos que depredan al pueblo. Además, a nombre del Estado, nos endeudan sin beneficio alguno para la Amazonía. Deudas que nadie paga con sus bienes propios ni responden por los ingresos y gastos petroleros. Los pueblos amazónicos sufren deforestación y contaminación. Arrasan su vida, animales y vegetación.

La Amazonía es mito, fábula, delirio, fantasía y falso paraíso del petróleo que no ha disminuido la pobreza sino que aumenta la corrupción. Es falso que el petróleo disminuya la pobreza. Había una vez cuatro individuos llamados «Todo el mundo», «Alguien», «Nadie» y «Cualquiera» Siempre que había un trabajo importante por hacer, «Todo el mundo» estaba seguro de que «Alguien», lo haría. «Cualquiera» podría haberlo hecho, pero «Nadie» lo hizo. Cuando, «Nadie» lo hizo, «Alguien», se puso nervioso porque «Todo el mundo» tenía el deber de hacerlo. Al final, «Todo el mundo» culpó a «Alguien» cuando «Nadie» hizo lo que «Cualquiera» podría haber hecho.

Así, la culpa de todos es la culpa de nadie. Y esta es la tragedia de nuestro país. El mundo pierde bosques y selvas. Para evitarlo algunas ONG y otros como Johann Eliasch, magnate sueco de 45 años, «harto de oír a los políticos hablar y hacer nada» adquirió en Brasil una parcela de selva amazónica casi el doble de Hong Kong y la vigésima parte de Guayas. (1.900 Km2) con la intención de protegerla. Decepcionado por las políticas públicas sobre medio ambiente decidió intervenir privadamente en defensa del planeta comprando tierra.

Otros magnates compran parcelas en Brasil. Su ejemplo despierta debate, con aplausos y duras críticas. Son formas diferentes de lograr un mismo objetivo. Eliasch es dueño de la marca deportiva Head y familia de potentes empresarios. No cuenta cuánto pagó por las tierras adquiridas en el noroeste de Brasil, cerca de la ciudad de Manicoré. Pero, el precio no importa. Lo que cuenta es el motivo: La defensa de la Amazonía no es sólo un asunto de biodiversidad. «La deforestación es una de las mayores fuentes de emisiones de CO2». «Comprar y proteger selva pluvial es el camino por el cual un particular puede tener un impacto directo y significativo en la lucha contra el cambio climático», dice. Con Eliasch ya no se puede talar.

No hoteles ni resorts en la parcela del sueco. Pero ha concedido a los locales el derecho de cosechar gratis frutos en su tierra. Douglas Tompkins y su esposa Kristine McDivitt compraron en Patagonia miles de kilómetros cuadrados, con una inversión de US $ 190 millones. Se destinan a parque natural. Son ex empresarios, fundadores de las marcas Esprit, North Face y Patagonia.

Las críticas caen sobre el valor estratégico de las tierras. Algunos especulan sobre segundas intenciones para aprovechar los recursos naturales. Otros, en Chile, alegan que las posesiones de la pareja cortan en dos el país, ya que se extienden desde el océano hasta los Andes. «Las polémicas son inaceptables», dice Juan Carlos del Olmo, Secretario General de WWF/Adena. «Yo estuve en esas tierras, vi la explotación salvaje que hacían algunas empresas. Nadie decía nada. Luego llega alguien con la intención de proteger, y todos se le echan encima».