Libia es una dictadura socialista. Su único líder Muammar al-Gaddafi el
“Hermano Guía de la Gran Revolución”, ejerce los plenos poderes. Es la
“Gran República Árabe Popular y Socialista”.
Impuso el terrorismo contra EE.UU. y occidente. En los 80 sus
terroristas explotaron un avión en el Reino Unido (Atentado de
Lockerbie) y otro en África (el vuelo UTA 772). En el 2003 Gaddafi
admitió la responsabilidad de libios en los crímenes e indemnizó a los
familiares de las víctimas.
Convicto de apoyar a terroristas en todo el mundo y ancestral enemigo
del libre mercado, para reducir la pobreza y la enorme burocracia del
Estado implanta ahora, en su país, el libre mercado neoliberal.
Conocido como el «perro loco», que impuso en 1977 la revolución
socialista, la miseria determinó que el propio Gaddafi, y su influyente
hijo Saif al Islam buscaran ayuda, no obstante sus enormes ingresos
petroleros.
El 1 de diciembre, (39 aniversarios de la toma del poder) lanzó una
proclama a favor del liberalismo económico, diseñado por el
“neoliberal” Michael Porter.
$25.000 millones pasarán a los bolsillos de sus ciudadanos. Y que los
burócratas (un millón de empleados) 51% de la fuerza laboral se
conviertan en pequeños comerciantes o empresarios.
Eliminará 400.000 empleados públicos, privatizará todas las empresas
estatales. Dispone de $123.000 millones para 5 años. Ha privatizado a
más de 300 empresas en sectores estratégicos como el bancario. El
Estado cedió el control al francés BNP Paribas y prevé hacer igual con
otros y el combustible de aviación. «El objetivo es que el sector
privado tome el control de todas las compañías. Mejoramos su situación
financiera para que se conviertan en atractivo para los inversores»,
dijo Gaddafi, hijo.
Los libios deben estar preparados para recibir su parte de los ingresos
del petróleo desde principios del próximo año. Todo estará en vuestros
bolsillos. No tengáis miedo, al principio habrá algo de caos», declaró.
Abolirá todos los ministerios. Mantendrá los de Justicia, Seguridad, Defensa y Relaciones Exteriores.
Modernizan la economía. Implantan cajeros automáticos, remodelan el
aeropuerto y desarrollan dos enormes edificios de 40 pisos (las «Torres
de Trípoli») que construirá por $500 millones una firma árabe, un hotel
de 5 estrellas, apartamentos amueblados, oficinas provistas del
equipamiento moderno diferente al estilo de Libia socialista. Forman cuadros empresariales, inexistentes en Libia. «El desafío es
introducir una economía de mercado evitando los errores que han llevado
a enormes desigualdades» en Europa del Este. No ocurrirá de la noche a
la mañana. Llevará años».
Mientras esto ocurre, el presidente Correa se entrevistó con Gaddafi,
luego de realizar una escala técnica en el aeropuerto de Trípoli.
Dialogaron por 25 minutos en improvisada carpa.