Encuestas presidenciales

Diario Expreso

Toda encuesta es subjetiva, falsa y especulativa. Pese a las buenas
intenciones de sus autores, inducen a resultados arbitrarios,
antojadizos, caprichosos, volubles y mudables.

Ya que es imposible preguntar a millones de votantes, se elabora una
pregunta, que induce una respuesta. Otros con “su” respuesta acomodan
la pregunta. Por esto sus desaciertos e incertidumbres.

Los “favoritos” de las “encuestas de intención de voto” nunca ganaron.
En 1978. Huerta y Sixto perdieron con Jaime Roldós. En 1984 Borja
perdió con León. En 1988 Sixto perdió con Borja. En 1992 Nebot perdió
con Sixto y en 1996 con Abdalá. En 1998 Noboa perdió con Mahuad. En
2002 León Roldós perdió con Lucio. En política, no hay encuesta
confiable.

Los adivinos, con bolas de cristal, son de siempre. Ahora, sofisticados
con técnicas de mercado para productos de consumo masivo, rinden culto
al “consumismo” político (Keynes).

Son cálculos de “probabilidades”, matemáticos, econométricos. Su guía
son las estadísticas, subjetivas y acomodables a resultados deseados.
Por ello el manejo político del INEC genera desconfianza. Retratan
eventuales preferencias, de “hoy”. La “acción humana” es indetectable y
subjetiva, por naturaleza.

Disraeli y/o Mark Twain nos dijeron: “Hay tres clases de mentiras: las
malditas, las falsas y las estadísticas”.

Las encuestadoras y medios desinforman. Son empresas que lucran (como
cualquier negocio). En la encuesta presidencial (1936), entre Hoover y
Roosevelt, Gallup ofreció devolver el dinero cobrado si su predicción
no fuese cierta.

Venden ilusiones. Sus visiones, intereses particulares y poder
mediático, adivinan e imponen resultados. No transmiten “noticias”.
Inducen y vaticinan finalistas y ganadores. Imponen “sus” juicios de
valor, subjetivos y tendenciosos. Crean falsas expectativas. Especulan.
Su mundo es limitado. Los arbitrios de sus “técnicos, matemáticos y
expertos estadísticos” son irreales. No sociales.

Se eligen muestras y se evalúan como si fuesen representativas del
total. Son aleatorias. Contingentes. Momentáneas. Diminutas.
Prematuras. Obsoletas. Son como los “naipes del destino”, el tarot o la
“lectura de cartas”. Igual que los garitos y carreras de perros o
caballos.

Andrew Lang decía que “las estadísticas deben usarse igual como un
borracho utiliza un poste de luz: para apoyarse y no para iluminarse”.

Las estadísticas reducen incertidumbres, sí. Nos ayudan, pero nunca dan
certeza ni respuesta correcta. La “carga emocional”, de afectos o
desafectos, de sus directivos, técnicos y encuestadores, influye en
lineamientos, métodos y preguntas y, por ende, en resultados. Nadie es
neutro “imparcial” u objetivo. Siempre hay preferencias, visiones,
sentimientos o intereses que inducen pensar a “su” modo.

Los votos en blanco, nulos y el ausentismo ganan. ¿Quién se equivoca?
¿El pueblo, cuya “acción humana” es impredecible o el adivino con la
bola de cristal?

Un comentario sobre "Encuestas presidenciales"

  1. Diario Expreso
    En Venezuela las compañías encuestadora han ido mejorando en la medida en que dependan menos de terceros. Personalmente he venido observando el fenómeno. Sin embargo abundan las encuesta “subjetiva, falsa y especulativa”, como Usted menciona, pero las mismas tienen poca credibilidad en la opinión publica.
    En las últimas elecciones han acertado con increíble precisión los resultados y esto es un buen presagio. Es probable que esto se deba a que tanto gobierno como oposición conforman bloques respetables, que no es difícil adivinar un empate técnico entre ambos sectores, en los futuros encuentros. El Presidente Chávez mantiene un discurso cansón desde hace una década y la oposición se nota muy comprometida con fuerzas imperiales que tienen un rechazo en la comunidad.
    Es verdad que la “acción humana” es indetectable y subjetiva, por naturaleza, pero también es impredecible y la fuerza del cambio es determinante. En Venezuela tenemos un Presidente con mucha voluntad de trabajo y una entrega total. Un gobierno que privilegia a los sectores de menor poder adquisitivo , sinembargo es probable que este sea el gobierno donde ha aflorado más la corrupción debido sobre todo a la gran masa de dinero que se ha manejado y a la falta de control. Un gobierno sin garras, para defenderse de los amigos de lo ajeno.
    Yo diría que existen muchas maneras de mentir además de: “las malditas, las falsas y las estadísticas” que usted señala, existen personas que ellas mismas, probablemente sin saberlo, son una mentira viviente. Por lo menos el Presidente cree en la Revolución que supuestamente esta haciendo, sin embargo su entorno no es revolucionario, son simplemente gobierneros, casi todos los Ministros han sido personas comprometidas con gobiernos de la denominada “cuarta” República y sus opositores más fervientes hasta hace poco comían en el mismo plato de una corrupción generalizada. Rómulo López Navarro. Venezuela Estado Falcón.

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