Una versión del cuento de La hormiga y la cigarra Socialista Siglo XXI en cartelera.
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Relacionado anexo destacado artículo
ARGENTINA: PROTESTAS AGRARIAS, IDEAS E INSTITUCIONES
escrito por Martín Krause – IEEP
viernes, 11 de abril de 2008
Derechos de propiedad y limitaciones al poder son dos elementos centrales de la calidad institucional de los países y explican en gran medida el éxito de los que hoy son prósperos.
Douglass North recibió el premio Nobel en Economía en 1993 por sus investigaciones relacionadas con la calidad de las instituciones y el cambio institucional para explicar los distintos niveles de crecimiento económico observados a través de la historia. Su visión, no obstante mantener su esencia, sufrió algunos cambios importantes en los últimos años. En un libro disponible en castellano (Instituciones, cambio institucional y desempeño económico, Fondo de Cultura Económica), North comenzó a poner menos énfasis en los cambios en los precios relativos para explicar los cambios institucionales y a dar mayor importancia a las ideas, las culturas y los valores que prevalecen en las sociedades.
Este enfoque se profundizó en su último libro (Understanding the Process of Economic Change, Princeton University Press), acercándose notablemente a la posición que en este sentido tuviera otro premio Nobel, Friedrich A. von Hayek.
¿Qué tiene esto que ver con las protestas agrarias que se han observado en los últimos días en la Argentina? Pues que por un lado muestran la mala calidad institucional del país, el que no cuenta con mecanismos institucionales para resolver los conflictos que no sea cortando rutas y enviando matones a desarmar las manifestaciones de protesta. Por otro lado, la razón de todo este movimiento también muestra esa inseguridad jurídica que afecta la calidad institucional: los productores invierten y siembran con ciertas reglas de juego, pero éstas son modificadas en su contra al momento de cosechar.
Seguridad jurídica es previsibilidad hacia el futuro, no sentirse atrapado una vez que se ha invertido. Está claro que predominan en Argentina ciertas ideas que debilitan el marco institucional.
Sin embargo, en el medio de estas protestas se han observado dos ideas que, en caso de consolidarse, apuntan en forma muy clara hacia un fortalecimiento de la calidad institucional y, en consecuencia, hacia un desempeño económico más predecible y estable.
La primera de ellas fue manifestada por un joven manifestantes en Buenos Aires: «Mi viejo cosecha y tiene una 4×4, como dice Cristina, pero trabaja doce horas por día». Hay un principio fundamental detrás de esa frase, contrapuesto en su esencia a la posición manifestada por la presidente y también por los grupos piqueteros que la apoyan.
Se refiere a que «el trabajo genera derecho», que una persona tiene derecho al producto de su trabajo, y que no importaría tanto si esto es mucho o poco, sino que ha sido ganado con el sudor de la frente. En esencia, una clara defensa del derecho de propiedad en el mejor espíritu alberdiano. El respeto y la defensa de este derecho son un componente fundamental de la calidad institucional, no es de extrañar que aquellos países donde más se respeta presentan los niveles más altos de riqueza, ya que la seguridad sobre la propiedad genera incentivos para invertir y producir.
Esta visión es claramente diferente y opuesta a aquella de que «la necesidad genera derecho», que muestran los piqueteros tradicionales cuando demandan y exigen planes sociales del gobierno y éste los entrega, sin ninguna contraprestación de trabajo a cambio.
La segunda idea tiene que ver con el tipo de gente que salió a la calle en las ciudades. Muchas de ellas tienen poca relación con el campo y no sabrían distinguir la soja al viajar por las rutas, pero sintieron al discurso de la presidente contra el campo como un abuso de poder, como también lo serían las retenciones a las exportaciones que originaron toda la protesta. Y la limitación del poder es un elemento central de la calidad institucional y la previsibilidad de las normas, es el gobierno de las leyes y no de las personas.
Cuando no hay división de poderes no hay controles, no hay límites, es muy difícil poder imaginar el futuro para las decisiones de inversión y producción que han de tomarse hoy. Quien sabe, tal vez el gobernante descubra mañana que le parece prohibir tales exportaciones (carnes) o aplicar impuestos a quienes se les había prometido no hacerlo por muchos años (retenciones a las exportaciones mineras).
Derechos de propiedad y limitaciones al poder son dos elementos centrales de la calidad institucional de los países y explican en gran medida el éxito de los que hoy son prósperos. Si éste fuera el comienzo de su consolidación en la Argentina, el futuro podría ser mucho más promisorio.
Excelente artículo. Estuve en Buenos Aires la semana pasada y me pareció una ciudad lindísima con muchas cosas agradables para ver y con una riqueza cultural envidiable, sin embargo conversando con los taxistas noté el excesivo intervencionismo estatal en la economía, manifestado en la gran carga tributaria (iva del 21%, el problema de las retenciones que originó el paro que dejó sin carne a las ciudades, impuestos a los vehículos, y un largo etc.), además parece que la dinastia Kirchner tiene obsesión con el tema de erradicar la pobreza y la desigualdad via decreto, asunto que históricamente se ha demostrado que es imposible y que por el contrario genera más inequidad. Aparte leyendo los periódicos me enteré de que el tipo de cambio varía de acuerdo al sector económico, así ciertos industriales mercantilistas adláteres del gobierno obtienen beneficios a cambio de su apoyo político. En definitiva me parece que la Argentina en el manejo económico es un mal ejemplo y encontramos en este país todas las taras que llevan al estancamiento económico y al caos social. Ojalá que en el Ecuador no se repitan estas prácticas, aunque parece que Correa y Kirchner tienen la misma ideología obsoleta y atrasapueblo.