Por qué apoyo a Ron Paul para presidente de los EEUU

¿Qué tiene que decir un ecuatoriano sobre las elecciones en los Estados Unidos?

Nada, podría pensarse a simple vista. Pero si tomamos en cuenta que ese país tiene 700 bases militares alrededor del globo, un sistema satelital ubicuo, una Base en Manta y otra en Guantanamo (muy distintas, lo sé, pero ambas importantes geopolíticamente para mi región) y que además tiene a su cargo la moneda que sigue siendo la de más prominencia en las relaciones comerciales mundiales, así como el mayor socio comercial de Ecuador y la fuerza de inversiones más importante, la respuesta cambia. Y cambia a mucho.

Ron Paul, congresista republicano por Texas, es en mucho sentidos lo opuesto al desastre que ha significado el gobierno neoconservador de George W. Bush para el mundo. Desastre pues ha duplicado la deuda pública, desastre porque ha aumentado en más de 40% el presupuesto estatal, desastre porque agitó el avispero de Oriente Medio y condenó a miles de soldados y decenas de miles de civiles (no-combatientes) a la muerte, desastre porque ese régimen exacerbó la ira contra un país en situación imperial que ya tenía problemas mucho más allá de la envidia de los socialistas de todos los partidos en todo el mundo, generando apoyo sobreproporcional para los Chávez y Castro del mundo.

Ese candidato tiene en la mira lo que el gran Murray Rothbard nos decía: el pensamiento estratégico libertario debe ser siempre hacia menos gobierno, pero incluso antes que eso, hay otra prioridad: la vida humana. Es decir, desde que Leonard Liggio (de ATLAS, a quien tuve el honor de saludar hace pocas semana), Ronald Hamowy y otros libertarios junto con Rothbard trazaran una marcada posición en política exterior, la prioridad del pensamiento libertario debía subordinarse a la política internacional. Los impuestos y las regulaciones son injustos y crean situaciones cada vez más injustas, sin embargo es preferible vivir en la pacífica Dinamarca con 63% de impuestos en la franja marginal de contribuyentes, que vivir en una economía más liberal con un gobierno guerrerista. Si en el pensamiento liberal hubo pensadores de tipo pacificador (no pacifista) como Frederic Bastiat o Ludwig von Mises que entendian que el comercio y no la política eran el camino, también los hubo como Rudyard Kipling o Alexander Hamilton, que consideraban la intervención interna o externa del Estado no ya algo tolerable sino deseable.

Rothbard, Liggio, Hamowy y otros claramente nos sugirieron alinearnos con los primeros, pues la guerra  no-defensiva (el inicio de acciones bélicas internacionales) implica una pérdida de libertades en casa (ver Patriot Act I & II) y de calidad de vida cultural tanto como material, pero sobre todo y por encima de eso, implicaba la aceptación de que el establishment político pudiera cometer crímenes masivos a nombre nuestro o financiandose con nuestro trabajo.

El congresista texano tiene muy claro eso, y se plantea retirar a los EEUU de todo lugar donde se halle ilegítimamente situado militarmente, sacar las tropas de Irak y Afganistán y cortar la ayuda a Israel, sí, pero también -y es mucho más el total- a otros países de la región. RP tiene muy claros los temas de política monetaria, para evitar que los más conectados sigan saqueando a las grandes mayorías; tiene claros los temas fiscales y tributarios, para evitar que los más tesoneros sean abusados por una clase burocrática; tiene claros los temas de competencia y propiedad, para que los empresaurios del mercantilismo dejen de hacer quedar mal el nombre del capitalismo y sirvan mejor a la población; tiene claros los temas de la decentralización que Jefferson y Paine defendieron a rajatabla, pues entiende que la centralización es condición sine qua non de la tiranía. Pero sobre todo, Ron Paul es el candidato de las relaciones internacionales pacíficas, y de devolverle el brillo a ese experimento de libertad que los Estados Unidos fueron hasta 1913. No me interesa tanto el bienestar de los estadounidenses, aunque les tengo mucha simpatía (a su gente, no a su gobierno), pero me importa mucho el bienestar de quienes me rodean, y para eso, necesitamos que ese país vuelva a ser ejemplo de libertades civiles y económicas y ya no el policía del mundo que nadie le pidió que sea.