Buscando mercados

A menos de 45 días de que empieze el nuevo régimen ciertas declaraciones empiezan a ser eco en la región. No se que tiene el Mercosur que no tenga la CAN para beneficio del país. Sin mencionar el TLC con EE.UU. que es mucho más favorable que ingresar al mercado del cono sur. Perú y Colombia, actuales miembros de la CAN han firmado TLC con los EE.UU. No será raro ver a empresas ecuatorianas mudarse a Colombia o Perú donde se está ofreciendo ventajas tributarias. Excelente análisis de Walter Spurrier publicado en el diario El Comercio, Mercosur por Can.

Un país como Uruguay, con un PIB per cápita superior al de Ecuador, se encuentra estudiando la posiblidad de firmar un TLC con EE.UU. que le podría estar costando el puesto en el Mercosur (bloque que se ha opuesto al libre comercio). El ministro de Economía uruguayo Astori manifestó que "tiene problemas actualmente de acceso al mercado y problemas por la bilateralidad excesiva entre Argentina y Brasil, que ha terminado perjudicando a las economías más pequeńas de Uruguay y Paraguay". "Esto hace que Uruguay esté buscando fuera de la región nuevas oportunidades de comercio e inversión", explicó. "Por eso celebramos el tratado de inversiones y vamos a avanzar ahora en el comercio". (América Economía)

Rafael Correa, una persona que ha estudiado en Ecuador, Bélgica y EE.UU. no puede ponerse al nivel de Hugo Chávez y profesar ideas, que mueven masas, pero económicamente, tarde o temprano, colapsarán, cuando los precios del crudo empiezen a bajar. Esperemos que las declaraciones solo hayan sido comentarios. La opinión de Carlos Alberto Montaner publicado en El Comercio no está demás leerlo, Rafael Correa y Hugo Chávez

Ante todo, si no le gusta el TLC a los futuros gobernantes queda una alternativa, El Plan B. A continuación el análisis de Walter Spurrier. (como dijo en una declaración que no le gustaba las oponiones ortodoxas (?) ponemos a consideración la oponion de quien dice escucha.)

Mercosur por Can

Por Walter Spurrier Baquerizo – El Comercio

Rafael Correa no tiene una semana de haber ganado las elecciones, y ya está cambiando las alineaciones regionales de comercio. Pronunció a la CAN herida de muerte y manifestó su deseo de involucrarse con mayor intensidad con Mercosur. “Ojalá podamos unificar los procesos”, declaró para este Diario (edición de noviembre 30), pero estas últimas no son más que palabras corteses antes de la partida.

El punto es que en la CAN quedan Colombia y Perú, los dos vecinos, con TLC firmados aunque aún no ratificados con el Gobierno de los EE.UU., más Bolivia, a quien la CAN   concede derechos, pero no exige obligaciones. Y Correa categóricamente rechaza un TLC.

En el campo de Correa se minimizan  los costos de no firmar un TLC. La Vicepresidenta de Proexport de Colombia  tiene razón cuando manifiesta que “los inversionistas ecuatorianos y sus empresas querrán colocarse en Colombia para tener acceso al mercado estadounidense”.

Creo que esto se dará sobre todo para los floricultores y otros exportadores de la Sierra central del norte, que tendrán que vender sus productos a empresas colombianas, los que terminarán exportándose a EE.UU. como colombianos.

Es de esperar que los atuneros opten por desplazar sus instalaciones al Perú, que les ha ofrecido ventajas tributarias.

Existe la posibilidad de que el Congreso saliente de los EE.UU. extienda la Atpdea por uno o dos años, lo que podría darse esta semana; la prórroga gana tiempo para la ratificación, que puede demorar, ya que los demócratas, que controlarán el Congreso, no son partidarios de los TLC, y por lo menos insistirán en compromisos de endurecimiento de la política laboral por parte de los andinos.

En cambio, en Mercosur está Kirchner, cuya política económica es a la que más se asemejaría la de Correa, y quien ya lo invitó a adherirse al proceso; Lula, otro admirado presidente de izquierda, y recientemente se ha sumado Caracas, abandonando la CAN. Correa cuenta con una estrecha colaboración de Chávez para la modernización del sector estatal petrolero ecuatoriano y la construcción de una nueva refinería, y quizá para que nos compre bonos. El problema es que Mercosur no nos compra nada. Mientras que nuestras exportaciones al Mercosur son el 0,5 por ciento del total de nuestras ventas externas, nuestras importaciones son del 12,0 por ciento del total. Vendemos 50 y compramos 1 000.

El acuerdo que tenemos con Mercosur, en papel, es más favorable que el TLC con los EE.UU., ya que estipula una desgravación asimétrica: primero se desgravan ellos, y después nosotros. Pero esta ventaja teórica, en la que tanto énfasis puso la Cancillería en exhibir como éxito de negociación, en la práctica no ha servido de nada. Los países latinoamericanos favorecen importaciones de bienes complejos que no producen, y no de los que  pueden hacer, que son los mismos que vendemos nosotros.

La compensación al desequilibrio comercial vendría, como hace Brasil, mediante el financiamiento de obras de infraestructura. Pero para el sector privado, el Mercosur no compensará la pérdida del acceso preferencial al mercado de los EE.UU.