Honduras y Chávez (EL COMERCIO 1 OCT 09)

Por Danilo Arbilla

Cualquier cosa puede ocurrir en Honduras y en cualquier caso será una victoria para Manuel Zelaya. Puede que sea repuesto en el cargo del que fue destituido por decisión legítima del Congreso Legislativo y la Justicia de Honduras, por violar la Constitución, por desconocer los otros poderes del Estado y por pretender simular un plebiscito, organizado desde Venezuela, donde se imprimieron las papeletas, sin ninguna participación de las autoridades electorales hondureñas. 

Si no es restituido, por lo menos Zelaya participará en la salida que se negocie, con la dudosa legitimidad que le atribuyen de la prepotencia de la OEA, con el triste papel que cumple su secretario general, José Miguel Insulza, le avalan los EE.UU. y Brasil y hasta la ONU, más la injerencia frívola, soberbia e indebida de España  que no se apea de su postura colonial y  que solo le interesa hacer negocios sin importarles un comino si se respetan o no los derechos humanos y si se trata o no de verdaderas democracias. 

 El gran triunfador será  Chávez. Por lo pronto, logró desbaratar el freno que se puso al autoritarismo populista-progresista que ha conseguido en Ecuador, Nicaragua, Bolivia, un poco menos en Paraguay y  en cierta medida se impone en Argentina.

Y mientras Obama y Lula hacen lo suyo, las figuras más visibles sean Hugo Chávez y Cristina Fernández de Kirchner, dos grandes ‘defensores’ de los derechos humanos, que en estos días pretenden amordazar definitivamente a la radio y a la televisión de sus respectivos países.

En Venezuela, el Gobierno chavista, tras clausurar 32 radioemisoras en agosto pasado y anunciar la eventual clausura de otras 240, acaba de dictar normas por las que todas las radios estarán obligadas a destinar 5 horas y media diarias de su horario a programas ‘independientes’, previamente certificados y censurados por el  chavismo.

En Argentina, en tanto, en el marco de una lucha entre viejos amigos,  Kirchner y el grupo Clarín, hoy enojados, se proyecta una ley de radio y televisión, por la cual, con el argumento de acabar con el monopolio de los medios, se favorece la creación de nuevos grupos comunicacionales amigos de los Kirchner y eventualmente efectivamente socios de estos. 

La norma prevé las facultades para que sea el Poder Ejecutivo -aparentemente el único poder que existe para el autoritarismo progresista- quien tenga la mayoría necesaria para disponer las asignaciones de ondas y canales.

Mientras tanto, el mundo  se preocupa por la suerte de Zelaya  y hace gárgaras democráticas con lo que pasa en Honduras, para asegurar el triunfo a Chávez,  Kirchner y Lula. 

Entre los perdedores están los hondureños, los venezolanos, los argentinos y algunos pueblos más de la región. Quizás también pierda EE.UU. en lo