Al poner contra la “lógica” del mercado, la tasa de interés en el 1%,
el Estado americano creó la burbuja inmobiliaria. El aumento del gasto
público, la emisión de billetes y la deuda pública descontrolada que
superó nueve mil millardos de dólares (inflación) ubican a los Bancos
Centrales, que fijan el precio del dinero, y a los gobiernos de Estados
Unidos, y Europa como autores de la debacle. Corrompieron al mercado
bursátil. Los que confiaron en “los controles” del Estado, inmersos en
especulación y codicia, sabían que la contingencia incierta de ganancia
o pérdida era su riesgo.
En las crisis financieras mexicana, brasileña, argentina, de EUA, rusa,
japonesa, ecuatoriana, etc. no hubo la “mano invisible” del mercado
sino la mano visible del Estado que gasta “sin control” y deforma el
crédito.
Quiebras bancarias, crisis cambiarias resultan del intervencionismo
estatal y la codicia de los que especulan. Políticos y funcionarios
públicos controlan al mercado. En los 80, más de mil bancos de ahorro y
préstamo (500 millardos de dólares) quebraron. Panamá no tiene Banco
Central. Está inmune.
En Ecuador, en los 70, el derroche petrolero del Gobierno engordó y
endeudó al Estado. Creó nuevos ricos y aumentó la pobreza popular. En
los 80 la demagogia de la “fuerza del cambio” con las emisiones
inorgánicas (inflación del gasto público, sin producción) destruyó el
poder del sucre. Eliminaron las “Aceptaciones bancarias, redescuentos,
“operaciones sui generis” que sostenían la producción y las
exportaciones obligando al endeudamiento en dólares. La “sucretización”
fue antieconómica.
La codicia, ingenuidad, intervencionismo estatal keynesiano en EE.UU. y
Europa derrumban los mercados. Caen el petróleo, el euro, comodities.
Colapsan todas las monedas, excepto el dólar, ahora revaluándose. La
economía, por baja de consumo, miedo e incertidumbre se afecta por la
caída del petróleo. El Gobierno, su brazo financiero (Banca Central) y
el intervencionismo económico causan recesión. Expanden el crédito para
financiar guerras y “beneficios sociales”.
Crédito sin ahorro previo destruye al mercado, devalúa el dinero y
encarece la vida. Pero ¿quién y cómo “controlar” al Estado y a su
gente? Es el “big government”.
Amerita volver al patrón oro para quitarle a políticos y vivarachos el
poder de “crear” riqueza con el gasto público.
Peter Schiff del Washington Post, quien predijo el caos en julio/ 2006
(le llamaron Míster Agorero) dice que “En esta crisis no es el mercado
el que ha fallado, sino los gobiernos. Así como un mercado normal se
rige por la ley de la oferta y la demanda, los mercados financiero e
inmobiliario se mueven por la tensión codicia-miedo”.
The Economist dijo que las crisis de Corea del Sur y Japón se dieron en
mercados altamente regulados. “Lo que se necesita no es más gobierno,
sino mejor gobierno”.