En la red aparece en power point un viejo truco de cartas con una foto de David Copperfield. Muestra 6 cartas y pide pensar en una, luego muestra 5 cartas habiendo desaparecido la que se tiene en mente. Buen truco. Siempre va a funcionar porque –tome nota- cambia todas las cartas, todas se parecen pero no son las mismas del inicio. ¿Cómo funciona el truco? Primero el ilusionista asegura que creerás lo increíble de que alguien sabe leer los pensamientos y luego pide “mirarlo a los ojos y sólo pensar en la carta que se tiene en mente.” Pedir sólo pensar en una carta (desviando la atención del todo), permite mostrar cartas cambiadas que se parecen, pero que no son las mismas, para con amigable y gracioso ademán hacerlo rápido (y el que se despista cae)… ¡eh ahí el “momento mágico”!
Aplicable en la vida cotidiana, se puede ver por ejemplo como desde la posesión de mando presidencial el 15 de enero de 2007 los encantados se incrementaban al mirar atónitos al gracioso personaje de camisa bordada que mostraba un sugestivo e inusual juramento, pues jura cumplir sobre lo que él interpreta como mandato del pueblo, mas no jura sobre la Constitución de la República, que no es lo mismo. El estatuto que el pueblo escogió en el referéndum, no es el mismo que impuso la asamblea al inicio, asi como la interpretación de los plenos poderes antes y después del sufragio. Una virtud, la “solidaridad” que es un desprendimiento voluntario es [mal] interpretado para referirse a la coerción, que no es lo mismo, como en la escuelita cuando el sabido del curso apoyandose en otros compañeritos aprovecha la situación para arrebatarle la jama al despistado diciendole: amigo “portese solidario”. En política, el truco e ilusionismo consiste en improvisar una excusa para desviar la atención, mejor conocido como “cortina de humo”.
Las megapropagandas y megacampañas desvían la atención, para decir la verdad pero no toda la verdad, pedir disculpas pero sin arrepentimiento, regalar despilfarrando lo ajeno y encima decir que es gratis. TANSTAAFL – there ain´t no such thing as a free lunch (no existe nada parecido a una comida gratis), lo que existe son grupos organizados que se imponen sobre grupos desorganizados: “nadie da algo por nada”. Se debe distribuir oportunidades y no coartarlas. El socialista está en un error intelectual, cree poder leer la mente y adivinar gustos y preferencias de los demás, el sociolisto es el que sabiendo del error se aprovecha de la situación. Cómo el genio de la creatividad y sabiduría en manos de un megalómano ególatra envanecido por el poder se desfigura, cuando la inteligencia y autoestima se somete a la prepotencia del patrocinador supremo de la robolución boluvariana. El precio de la libertad es la eterna vigilancia.
“A veces me pregunto si el mundo está siendo gobernado por personas inteligentes que nos están embromando o por imbéciles que hablan en serio”. Mark Twain*
* Cita tomada de un texto redactado por Alberto Acosta, posteriormente presentado en un librito con introducción de Rafael Correa (que cosas, no?).