El regreso del idiota

Resumen de Mario Vargas Llosa

Publicado por el Diario La Nacion (Argentina)

Hace diez años apareció el Manual del perfecto idiota latinoamericano , en el que Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Alvaro Vargas Llosa arremetían con tanto humor como ferocidad contra los lugares comunes, el dogmatismo ideológico y la ceguera política que están detrás del atraso de América latina.

El libro, que golpeaba sin misericordia, pero con sólidos argumentos y pruebas al canto, la incapacidad casi genética de la derecha cerril y la izquierda boba para aceptar una evidencia histórica -que el verdadero progreso es inseparable de una alianza irrompible de dos libertades, la política y la económica, en otras palabras, de democracia y mercado-, tuvo un éxito inesperado. Además de llegar a un vasto público, provocó saludables polémicas y las inevitables diatribas en un continente "idiotizado" por la prédica ideológica tercermundista, en todas sus aberrantes variaciones, desde el nacionalismo, el estatismo y el populismo hasta, cómo no, el odio a Estados Unidos y al "neoliberalismo".

Una década después, los tres autores vuelven ahora a sacar las espadas y a cargar contra los ejércitos de "idiotas" que, quién lo duda, en estos últimos tiempos, de un confín al otro del continente latinoamericano, en vez de disminuir parecen reproducirse a la velocidad de los conejos y cucarachas, animales de fecundidad proverbial. El humor está siempre allí, así como la pugnacidad y la defensa a voz en cuello, sin el menor complejo de inferioridad, de esas ideas liberales que, en las circunstancias actuales, parecen particularmente impopulares en el continente de marras.

Pero ¿es realmente así? Las mejores páginas de El regreso del idiota están dedicadas a deslindar las fronteras entre lo que los autores del libro llaman la "izquierda vegetariana", con la que casi simpatizan, y la "izquierda carnívora", a la que detestan. Representan a la primera los socialistas chilenos -Ricardo Lagos y Michelle Bachelet-, el brasileño Lula da Silva, el uruguayo Tabaré Vázquez, el peruano Alan García y hasta parecería -¡quién lo hubiera dicho!- el nicaragüense Ortega, que ahora se abraza con, y comulga con frecuencia de manos de su viejo archienemigo, el cardenal Obando.

Esta izquierda ya dejó de ser socialista en la práctica y es, en estos momentos, la más firme defensora del capitalismo -mercados libres y empresa privada- aunque sus líderes, en sus discursos, rindan todavía pleitesía a la vieja retórica y de la boca para afuera homenajeen a Fidel Castro y al comandante Chávez.

Esta izquierda parece haber entendido que las viejas recetas del socialismo jurásico -dictadura política y economía estatizada- sólo podían seguir hundiendo a sus países en el atraso y la miseria. Y, felizmente, se han resignado a la democracia y al mercado.

La "izquierda carnívora", en cambio, que, hace algunos años, parecía una antigualla en vías de extinción que no sobreviviría al más longevo dictador de la historia de América latina -Fidel Castro-, ha renacido de sus cenizas con el "idiota" estrella de este libro, el comandante Hugo Chávez, a quien, en un capítulo que no tiene desperdicio, los autores radiografían en su entorno privado y público con su desmesura y sus payasadas, su delirio mesiánico y su anacronismo, así como la astuta estrategia totalitaria que gobierna su política.

Discípulo e instrumento suyo, el boliviano Evo Morales, representa, dentro de la "izquierda carnívora", la subespecie "indigenista", que, pretendiendo subvertir cinco siglos de racismo "blanco", predica un racismo quechua y aymara, idiotez que, aunque en países como Bolivia, Perú, Ecuador, Guatemala y México carezca por completo de solvencia conceptual, pues en todas esas sociedades el grueso de la población es ya mestiza y tanto los indios como los blancos "puros" son minorías, entre los "idiotas" europeos y norteamericanos, siempre sensibles a cualquier estereotipo relacionado con América latina, ha causado excitado furor.

Aunque en la "izquierda carnívora", por ahora, sólo figuran, de manera inequívoca, tres trogloditas -Castro, Chávez y Morales- en El regreso del idiota se analiza con sutileza el caso del flamante presidente Correa, de Ecuador, grandilocuente tecnócrata, quien podría venir a engordar sus huestes.

Los personajes inclasificables de esta nomenclatura son el presidente argentino, Kirchner, y su guapa esposa, la senadora Cristina Fernández (y acaso sucesora), maestros del camaleonismo político, pues pueden pasar de "vegetarianos" a "carnívoros" y viceversa en cuestión de días y a veces de horas, embrollando todos los esquemas racionales posibles (como ha hecho el peronismo a lo largo de su historia).

Una novedad en El regreso del idiota sobre el libro anterior es que ahora el fenómeno de la idiotez no lo auscultan los autores sólo en América latina; también en Estados Unidos y en Europa, donde, como demuestran estas páginas con ejemplos que producen a veces carcajadas y a veces llanto, la idiotez ideológica tiene también robustas y epónimas encarnaciones. Los ejemplos están bien escogidos: encabeza el palmarés el inefable Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique , tribuna insuperable de toda la especie en el Viejo Continente y autor del más obsecuente y servil libro sobre Fidel Castro -¡y vaya que era difícil lograrlo!-, y lo escolta Noam Chomsky, caso flagrante de esquizofrenia intelectual, que es inspirado y hasta genial cuando se confina en la lingüística transformacional y un "idiota" irredimible cuando desbarra sobre política.

La Madre Patria está representada por el dramaturgo Alfonso Sastre y sus churriguerescas distinciones entre el terrorismo bueno y el terrorismo malo, y los premios Nobel por Harold Pinter, autor de espesos dramas experimentales raramente comprensibles y sólo al alcance de públicos archiburgueses y exquisitos, y demagogo impresentable cuando vocifera contra la cultura democrática.

En el capítulo final, El regreso del idiota propone una pequeña biblioteca para desidiotizarse y alcanzar la lucidez política. La selección es bastante heterogénea pues figuran en ella desde clásicos del pensamiento liberal, como Camino de servidumbre , de Hayek, La sociedad abierta y sus enemigos , de Popper, y La acción humana , de von Mises, hasta novelas como El cero y el infinito , de Koestler, y los mamotretos narrativos de Ayn Rand El manantial y La rebelión de Atlas . (A mi juicio, hubiera sido preferible incluir cualquiera de los ensayos o panfletos de Ayn Rand, cuyo incandescente individualismo desbordaba el liberalismo y tocaba el anarquismo, en vez de sus novelas que, como toda literatura edificante y propagandística, son ilegibles.)

Nada que objetar, en cambio, a la presencia en esta lista de Gary Becker, Jean François Revel, Milton Friedman y (el único hispano hablante de la selección) Carlos Rangel, cuyo fantasma debe sufrir lo indecible con lo que está ocurriendo en su tierra, una Venezuela que ya no reconocería.

Pese a su buen humor, a su refrescante insolencia y a la buena cara que sus autores se empeñan en poner ante los malos vientos que corren por América latina, es imposible no advertir en las páginas de este libro un hálito de desmoralización. No es para menos. Porque lo cierto es que, a pesar de los casos exitosos de modernización que señala -el ya conocido de Chile y el promisorio de El Salvador, sobre el que aporta datos muy interesantes, así como los triunfos electorales de Uribe en Colombia, de Alan García en Perú y de Calderón en México, que fueron claras derrotas para el "idiota" en cuestión- lo cierto es que en buena parte de América latina hay un claro retroc
eso de la democracia liberal y un retorno del populismo, incluso en su variante más cavernaria: la del estatismo y colectivismo comunistas.

Esa es la angustiosa conclusión que subyace a este libro afiebrado y batallador: en América latina, al menos, hay una cierta forma de idiotez ideológica que parece irreductible. Se le puede ganar batallas pero no la guerra, porque, como la hidra mitológica, sus tentáculos se reproducen una y otra vez, inmunizada contra las enseñanzas y desmentidos de la historia, ciega, sorda e impenetrable a todo lo que no sea su propia tiniebla.

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6 comentarios sobre “El regreso del idiota

  1. «The more things change, the more they remain the same», dice el dicho anglosajón. El Ecuador ha cambiado al jinete descabezado por el «neoliberalismo», y al genuino y único Mesías por Velasco Ibarra, Abdalá Bucaram, Lucio Gutiérrez y ahora Rafael Correa. El fatalismo disfrazado de ilustración, legitimidad y buenas intenciones es evidente en todos los discursos y casi todas las interpretaciones de la historia, los problemas y las soluciones del país. Que si la Corona Española, que si la Corona Inglesa, que si los Estados Unidos, que si los peruanos, que si los «corruptos», que si los «diputados», que si los «periodistas». El Ecuador sigue en el atraso porque en el pensamiento político sigue primando el conformismo y la envidia. No es nada raro encontrar gente que disfruta más la ruina de un rico que la superación de un pobre. Mientras más ricos y clase media, menos pobres. ¿Es tan difícil de entender?

  2. El otro día vi este libro en Mr. Books… pero costaba casi treinta dólares, así que mejor me espero la versión de bolsillo.
    De los libros que recomiendan, me gustaría añadir a la lista The Illuminatus Trilogy de Robert Shea y robert Anton Winston.

  3. Lamentable es que todavía existan idiotas que aplaudan a los trogloditas de la izquierda carnívora. En nuestro caso, el muchachito de Chávez pidió enfrentar a la partidocracia, pero actúa igual o peor (CN, TSE, JB, ataque a los medios con un juicio al representante de La Hora y el estado toma El Telégrafo). Hace un llamado a la unidad, pero firma decretos para dividir el país (Santa Elena y Santo Domingo -x q no espera la asamblea, o es para ganar gente en la asamblea?). Pide bajar el iva, pero sube el ice. Dice que va a mantener la dolarización, pero se esta manejando un proyecto bimonetarista (x q no espera la asamblea, o es para ganar gente en la asamblea?). Y la lista sigue, para que el idiota se entretenga ahora tiene los sábados con el presi, q cada vez sale con una nueva. La última q leó es lo del puerto y el puente en Guayaquil. Me da la impresión que la cultura es celebrar la sapada y la desgracia del vecino en vez de aplaudir al que crea riquezas. En el reino de los idiotas, la gente más se muere de envidia q de hambre.

  4. Leí el Manual del perfecto idiota latinoamericano. ¡Es excelente! Los tres autores explican claramente nuestra triste y ridícula situación. Uno no sabe si reír o llorar porque ¡somos tan ridículos a veces! No creo que la razón de nuestro “cretinismo” sea la riqueza ni la pobreza ni la envidia. Creo que la culpa la tiene principalmente la poderosa red marxista (de Castro) de engaños, desinformación y manipulación que nos ha venido lavando el cerebro desde hace cincuenta años. Por culpa de ideas fomentadas por Castro, nosotros mismos comenzamos a mandar sacando del país a empresas que daban trabajo y producían riqueza. Esas empresas fueron a establecerse en Corea, Taiwán, etc. Esos países están ahora ricos. Ls venenosas ideas de Castro han fomentado y fomentan la corrupción, la envidia y el odio de los ricos contra los pobres. Lo ideal sería fomentar ideas positivas como la importancia de la honradez, la transparencia y el trabajo para superarnos y ayudar a los demás. Es verdad que la corrupción, la envidia y el odio son parte de la naturaleza humana, pero deberíamos luchar contra eso y no fomentarlo. El caso es que ahora estamos peor que nunca. Correa nos está imponiendo el socialismo del siglo XXI, es decir el marxismo. Los resultados ya se están viendo: mayor miseria (un déficit de más de 100 millones en el balance comercial el primer trimestre del 2007 en comparación con un superávit de más de 400 millones en el 2006); odios, divisiones, más corrupción que nunca (mediante la manipulación de la deuda, Correa entregó millones a Chávez a costa del pueblo ecuatoriano); y los constantes atropellos contra nuestros derechos como seres humanos (el derecho a la libre opinión y la prensa libre, el derecho a una democracia representativa, el derecho a la propiedad , etc.). ¡Tenemos que defendernos!

  5. El seńor de la valium, el de la casa de la v…, el ofendido que ofende, que no practica lo que predica, no le ha gustado el libro «El regreso del idiota» -especialmente una sección que habla sobre el ciudadano presidente- y le ha enviado una notita a uno de los autores. Al respecto, fué publicado un artículo de opinión escrito por Carlos A. Montaner el día de ayer en El Comercio. Su majestad, el presidente, cree que no tiene calidad moral el que se retracta de viejos sueńos, para escribir, lo que ahora es más que evidente. Los autores, en la 1era. obra escribieron que no era malo haber sido idiota, lo malo es seguir siéndolo. Hay una cita q se le atribuye a Inmanuel Kant que dice, «El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca.» Sobre esto último, Milton Friedman (Nóbel de Economía 1976) fue más sutil cuando dijo que se había formado, cuando le preguntaron x q había cambiado de opinión.

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